El Extremadura, tras la baja de Enric Gallego en enero de 2019, buscaba un delantero y en ese mercado invernal, sonaba un nombre por encima del resto, Álex Alegría. Finalmente, el delantero Betis se decantaría por el Sporting de Gijón y el Extremadura se hacía con los servicios de Alfredo Ortuño.
El pasado verano, a la hora de confeccionar la plantilla, seguía ese hueco en la delantera. 15 goles en 19 partidos es hueco muy difícil de suplir y la sombra que arroja Enric sobre el Francisco de la Hera es alargada. Y de nuevo volvía el nombre del delantero de Plasencia. Era el jugador ideal para el puesto: similar en cuanto altura 190 cm de Enric por 191 de Alegría y, además, Franganillo estaba llevando a cabo fichar a jugadores de la tierra como fueron Nono, Rueda o Rocha.
Pero se volvía a escapar la posibilidad que Alegría fuera el delantero, ya que aceptaba la oferta del Mallorca para jugar en Primera División. 100 minutos repartidos en apenas 6 partidos fue su bagaje con el equipo
entrenado por Vicente Moreno. Con las buenas relaciones ya entabladas el pasado verano entre el Extremadura y el Mallorca con la cesión de Álex López al conjunto extremeño, el 24 de enero se hacía oficial. Cesión hasta final de temporada del delantero de Plasencia al conjunto de Almendralejo.
Llegaba en un momento complicado tanto a nivel deportivo, como institucional. Sumergido en una espiral de bajas: Jesús Rueda al Nàstic, Caballo al Albacete, Josema al Elche, Valverde y Willy al Córdoba. Alegría heredaba el 9 de Willy, una leyenda para el Extremadura y nada más llegar, se enfundaba su nueva camiseta y les daba un punto a los suyos con un gol en los últimos instantes del partido frente al Rayo en el Estadio de Vallecas.
Ya la jornada siguiente y esta vez como titular, Alegría volvía a marcar y en esta ocasión le regalaba la primera victoria al Francisco de la Hera en 2020 pero su partido no quedaba ahí, el Extremadura sufría una metamorfosis en su juego. Pasaba de jugar por bajo con balones al hueco a Pinchi y sorprendiendo con superioridad por las bandas a jugar de una manera directa, Manuel había encontrado a su Enric Gallego. Cada balón que estaba en posesión de Pardo o Borja Granero, la consigna era clara, balón en largo para Alegría y la fórmula, aunque muy sencilla, fue muy eficaz. Ese día bajó cada balón lo que creaba segundas oportunidades, que, aunque no se aprovecharon, comenzaron a asentar una idea de juego, muy distinta a la anterior, quizá no tan atractiva para el aficionado neutral, pero más efectiva.
En los siguientes partidos, la formula era la misma, con mayor o menor acierto, pero desde luego Álex Alegría había necesitado muy poco para volver a ilusionar a la afición y su idilio con el gol no quedaba en los dos primeros partidos. En un partido de infartos en la grada como fue contra el Mirandés, de nuevo el delantero de Plasencia volvía a marcar en el área pequeña, para poner el empate y que minutos después, Pardo sentenciara la remontada con el 3-2 final.
De nuevo, en la jornada siguiente y con la moral por las nubes después de la victoria in extremis de la jornada anterior, en la visita a uno de los gigantes de la categoría y sin duda el campo más difícil, Álex se ponía el mono de trabajo y volvía a marcar y empujar a su equipo hacia arriba, aunque podría haber acabado mejor el partido si el propio delantero hubiese marcado el penalti que detuvo el ex del Extremadura Álvaro Fernández.
Pero hasta aquí, se podría decir que es todo bueno para el Extremadura este cambio de planteamiento, pero no todo es tan fácil. Los 9 de 21 puntos posibles (2 victorias, 3 empates y 2 derrotas) se antoja una buena racha y más si miramos la trayectoria anterior a su llegada, con esta manera de atacar y buscar el gol que Manuel ha llevado a cabo, es más fácil de parar, ya que como se vio en el último partido frente al Oviedo, tanto Luismi como la pareja de centrales se ocuparon de Alegría y ahí morían las opciones de ganar. En los últimos partidos, el Plan A está muy definido: buscar al delantero, pero cuando ese plan ha fallado, se ha visto a un Extremadura incapaz de merodear el área rival.